En nuestra niñez no importaba el cómo, ni quién y mucho menos el dónde, solo sabíamos que el 06 de enero era un día especial, ya que vendrían los Reyes Magos a dejarnos juguetes a los pies del árbol navideño que teníamos en casa. Y por lo cuál nos habíamos portado bien todo el año!
Todo empezaba días antes, que con todo el entusiasmo del mundo llenábamos nuestras cartas con las peticiones que habíamos elegido, que gracias a la mercadotecnia y a los canales de televisión habían logrado hacer de nosotros los primeros clientes, en esta carrera del consumismo infantil y que a los padres llenaba de "gozo".
Ahora en nuestra edad adulta comprendemos esta magia realizada por estos seres mágicos, ya que ningún costo paga las sonrisas de nuestros hijos al levantarse y salir corriendo junto al árbol a buscar los juguetes que les dejaros los Reyes Magos. Es una felicidad mutua que demuestra la existencia de estos Reyes.
Ahora, después de tantos años de felicidades, desvelos y desmañanadas, sin mencionar las quebraderas de cerebro por armar juguetes a las 6 de la mañana, sólo nos queda decir "mil gracias Reyes Magos".
